
derramándose
por sus tibios labios de plástico,
que zahieren cuanto rozan
y descarnan a su paso
esas manos temblorosas que,
sin éxito,
aún pretenden taponar
ese grifo desbocado,
que vomita por sus fauces
una mísera plegaria...
implorando su perdón.
Letras líquidas...
escapando entre sus dedos
inundando cuanto alcanzan
sin rubor,
sin miramientos...
Mirada acuosa,
que intimida cuanto alcanza,
que te moja sin tocarte.
Llanto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario