Los peores zarpazos los da el tigre herido, refiere la sabiduría oriental.
Torpes y desmañados figurantes entonan cánticos de victoria repartiendo la piel del tigre al que creen malherido y lacerado.
Su torpeza se transfigura en pánico cuando, ebrios de su aparente victoria, se acercan demasiado al tigre yacente para calibrar el botín de su caza.
A cada cual... lo suyo, ni más, ni menos...
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