Enredarse dentro de sí misma, tronchando sus músculos hasta el paroxismo, fue la manera que había encontrado de protegerse del entorno grasiento y hostil que la perseguía cada instante de su vida.
Respiraba con dolor y, a duras penas, sobrellevaba el inmenso boquete que se abría en su pecho y que amenazaba con desangrar su espíritu. Respiraba ahogándose... Vivía muriéndose... Oscura crisálida que gritaba en silencio, soterrando su llanto y gimiendo por dentro. Grito...
Blanco y Negro.
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