07 marzo 2018

Un nuevo comienzo

Dolía como si le hubiesen amputado un miembro gangrenado. Ahora se daba cuenta de que, en su fuero más interno, había intuido el terrible dolor que le sobrevendría cuando afrontara directamente su más profunda inquietud. La operación a corazón abierto había ido razonablemente bien, dada la complejidad inherente a estas intervenciones. El postoperatorio..., ya se lo habían advertido, iba a ser muy duro. 


Tuvo la tentación, en esas primeras horas, de retornar a la tibia penumbra en la que había malvivido desde que tenía uso de razón. Es más, comenzaba a darse cuenta de que muchas de sus pequeñas manías, fobias y problemas emocionales y de autoestima no eran sino un vacuo subterfugio, una cortina de humo que su mente, temerosa y creativa, había creado para alejarse de la zona de peligro que su inconsciente había cartografiado, pero ella se negaba a reconocer en sus mapas mentales y emocionales. Su zona de confort, además, había sido reforzada por aquellos chamanes de opereta a los que había acudido para sanarse y que, paradógicamente, facilitaron que su dolor se introdujese aún más en las cavernas de su ser y echara raíces lentamente. 

Temerosa, pero con un deseo inmenso de seguir avanzando, abrió tímidamente la persiana y dejó que sus dilatadas pupilas, acostumbradas a la oscuridad, acogieran con amor y esperanza los primeros rayos de luz de este nuevo comienzo. Una lágrima, esta vez de felicidad, se deslizó furtivamente por su delicada mejilla...

Blanco y Negro.

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