que en el fondo de tu alma
el despecho
que anidabas
se diluye con los años.
Tú,
sin auxilio de recetas,
tristes fórmulas de apaño,
has logrado escalar
el barranco descarnado
por el que te despeñaste
hasta el fondo de ese infierno,
ese gélido pasaje,
que habitaste enajenado,
más tiempo del que quisiste,
donde otros
te enterraron.
Escalaste,
con tus uñas,
tus entrañas y tus manos,
con los dientes,
que dejaste,
mordiendo el polvo
-olvidados-
con aquella fuerza innata
que creyeron fulminada
aquellos simples espectros
que oficiaron
la liturgia
bendiciendo
tu ocaso.
¡Fluye!
como el agua que se escapa
por las grietas de ese estanque,
de esa balsa ponzoñosa
donde echaron
tus muñones
a macerar
-olvidados-
rodeando con soltura
con destreza
con cordura
esas piedras traicioneras
que te siguen arrojando
al ver que fluyes
de nuevo,
al ver que vives
sin miedo...
Vive,
viviendo por ti,
vive,
viviendo por dentro,
vive,
viviendo tus sueños.
3 comentarios:
Es precioso, Juan, un poema formidable, lleno de fuerza. Es como un grito, un grito para reivindicar el derecho a vivir nuestros sueños. ME HA ENCANTADO.
Un beso enorme
Precioso Juan, un canto lleno de fuerza para seguir y dejar atrás el dolor.
Besos!!!
Fluyo... luego soy... luego existo... luego vivo.
Hermoso, mi estimado amigo.
Publicar un comentario