19 octubre 2015

Mis reflexiones: HARUKI MURAKAMI 1


Aborda Haruki Murakami con esta frase uno de los aspectos más controvertidos y apasionantes de la naturaleza humana, la percepción de la realidad y nuestra actuación al respecto. Cada uno de nosotros tiene en su interior un "traductor de realidades". Lo hemos adquirido a través de la experiencia, de la reflexión y, todo ello, entremezclado e integrado con nuestra propia naturaleza. Ese prisma o cristal a través del que percibimos actúa como filtro que nos permite relacionarnos con el mundo y todo lo que nos rodea. Esos esquemas interiores (cognitivos, que dirían los expertos) nos salvan y nos hunden; nos dan la vida y nos pueden abocar al precipicio. 

Somos lo que somos porque aprendemos (o desaprendemos) a serlo. La realidad, a veces, pretende ser manipulada por intereses espúreos de gente insana, malvada y sin escrúpulos que nos rodea. Compramos la realidad que nos venden sin, demasiadas veces, invertir (que no perder) el tiempo mínimo que podríamos dedicar a procesar esa información, que nos llega precocinada con objeto de que la consumamos sin saborearla, no vaya a ser que perdamos el tiempo (ese bien tan preciado) en disfrutar de algo que ya otros han decidido cómo deglutir. Claro que es, en el corto plazo, mucho más fácil. Ser borregos adocenados tiene sus indudables ventajas, que dirían algunos. Otros se niegan (nos negamos) y la caterva de francotiradores y advenedizos con pretensiones de medrar en esa pirámide con cimientos de barro se confabulan para segar cualquier brizna de hierba que sobresale de la superficie impoluta y bien cortada del césped. 

Pensar, opinar y reflexionar supone un lujo al que no deberíamos renunciar. Cuesta trabajo conseguirlo. A veces es duro y nos lo ponen aún más difícil. No por ello sería razonable desistir, ya que nuestra naturaleza humana exige, con fuerza desde el interior, que podamos expresarnos e interpretar la realidad para, de ese modo, poder responder a ella sin traicionarnos a nosotros mismos. Luchemos por llegar a ser lo que nuestro potencial nos permita, respetando a los demás y haciéndonos respetar en nuestra singularidad y matices que nos hacen únicos.


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