Demasiadas veces tenemos mucha prisa en alcanzar logros y estadios vitales por el mero afán de obtener una satisfacción personal y reconocimiento de terceras personas del entorno. Hasta ahí, nada raro ni patológico. Es algo que está en nuestra naturaleza. El problema reside, a mi modo de ver, en pretender alcanzar etapas o hitos para las que no estamos lo suficientemente preparados. En suma, correr demasiado sin haber afianzado una base adecuada desde la que avanzar. Además, todo se complica si añadimos la intolerancia a la frustración, que hace que seamos capaces de casi cualquier cosa con tal de alcanzar aquello que se nos niega o que deseamos vehementemente.
Conozco a personas que, en ese afán de sobresalir a toda costa, han asumido roles absolutamente inconsistentes e incompatibles con sus capacidades personales y profesionales. Como resultado de esa circunstancia, además de generar múltiples problemas en el ámbito donde desarrollan su labor, se enfrascan en una guerra personal contra todo aquello que, supuestamente, les desafía. A resultas de ello, estigmatizan a todo aquel que sobresale o tiene, simple y llanamente, mejores cualidades y aptitudes para el desempeño de los roles que ocupan como consecuencia del nepotismo u oscuros manejos e influencias.
Conozco a personas que, en ese afán de sobresalir a toda costa, han asumido roles absolutamente inconsistentes e incompatibles con sus capacidades personales y profesionales. Como resultado de esa circunstancia, además de generar múltiples problemas en el ámbito donde desarrollan su labor, se enfrascan en una guerra personal contra todo aquello que, supuestamente, les desafía. A resultas de ello, estigmatizan a todo aquel que sobresale o tiene, simple y llanamente, mejores cualidades y aptitudes para el desempeño de los roles que ocupan como consecuencia del nepotismo u oscuros manejos e influencias.
Por tanto, habrá que cultivar una sana paciencia, que no implica dejadez, cobardía o negligencia, con objeto de nutrirnos y evolucionar en todas las facetas vitales, internas y externas, para que podamos seguir avanzando en nuestra particular Ítaca, nuestro propio camino. Sólo así estaremos en disposición de atisbar y alcanzar un estadio de cierta plenitud existencial.