Se
levantó mareada tras el último batacazo. Varios intentos
infructuosos y aún era incapaz de mantenerse en el aire más de
cinco segundos seguidos sin caerse de bruces.
Se había dado un
ultimátum; o aprendía en los próximos días o intentaría colocar
a otra incauta los poderes de levitación que su abuela, la bruja, le
había transferido en su lecho de muerte.
Lo de la escoba, un timo de
la iconografía y leyendas medievales para legos e incautos.
2 comentarios:
Una verdadera bruja no necesita de elementos para volar. Genial. Un abrazo.
Tuve una larga e intensa charla el fin de semana pasado acerca de estas brujitas a quienes nos les creo nada, como buena argentina desconfiada. Creo que, con un poco de sentido común y agudizando nuestro poder de observación, todos podemos ostentar poderes "mágicos", pero varios miembros de mi familia creen en la palabra de estas gentes a rajatabla cuando se trata de decidir sobre sus destinos. Bien logrado el micro!
Un abrazo!
Fer
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