14 agosto 2015

CUESTIÓN DE ESTÉTICA

Micro

El espejo le devolvió una mueca estúpida y rastrera; no se aguantaba ni él mismo. Apartó cansinamente la mirada y arrancó el coche tras ponerse el semáforo en verde. 

Tendría que hacerle caso a su esposa y plantearse un cambio de imagen. Incluso para un asesino a sueldo, la estética había llegado a ser imprescindible. 

Se sacudió con asco los restos de pólvora de la camisa y condujo apaciblemente. No era cuestión de levantar sospechas.


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