Ante un problema de envergadura, lucho, no me escondo. Hay muchas maneras de luchar; no hay que olvidar, en ese sentido, la inteligencia y la capacidad de adaptación.
Si salgo derrotado, aprovecho para analizar mis limitaciones e intento aprender para el futuro.
Comparto el mérito con todos los que me ayudaron a alcanzarlo, en caso de éxito.
Los cambios no son males, sino desafíos.
Controlo, hasta donde es posible, los derroteros por los que circula mi vida.
En caso de serias dificultades me centro en mis recursos y aprendo de mis experiencias, sin cerrarme a soluciones no previstas o trazadas de antemano.
No atiendo al despecho, en sus más variadas y sibilinas formas. Provocar es fácil y hay personas, enajenadas o no, con grandes habilidades para descentrar al más cuerdo. Nadie en esa posición está en condiciones de modificar sus actos de manera fácil y sensata.
No malgasto energías con gente tóxica.
Al final, me concentro en el eterno fluir... todo llega y todo pasa, ni más ni menos.
3 comentarios:
Me ha encantado volver a leerte. Sabia y supongo que necesaria decisión. Quizá la manera más exacta, sin interrupciones ni vetos, para explicar quienes somos y qué pensamos. Comparto cada palabra, incluyendo cada una de las pausas, de esta reflexión; que me atrevería a definir como volcado autobiográfico de un modo de ser. Estoy convencida de que somos el resultado de nuestros pensamientos. Admiro tu tesón para pararte y compartirlos, yo siempre encuentro excusas para no detenerme a plasmarlos.
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Eterno fluir...
No puedo estar más de acuerdo contigo!
No puedo estar más de acuerdo contigo!
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