29 enero 2018

El Ave Fénix y la resiliencia (2)


¿Mito o realidad? Apuntes para un DESIDERATA... (2)


Arriésgate. No hay nada más amargo que el devenir de los días anclado en la mediocridad de una tibia e insalubre zona de confort. Salvo en casos extremos, donde tu experiencia y buen criterio deben sugerirte prudencia, no temas explorar zonas adyacentes y poco cartografiadas. El placer del descubrimiento de nuevos horizontes y geografías es indescriptible. 

No olvides, no iba a ser todo tan fácil, que  aparecerán francotiradores por doquier durante todo el camino. No te expongas innecesariamente a sus balas y hazte amigo del viento; con el tiempo, te regalará etéreas y sutiles señales de la presencia de aquellos que disfrutan estudiando tus pasos y siguiéndote con su mira telescópica. 

Desoye diplomáticamente, en la medida de lo posible, los cantos de aquellas sirenas, pájaros de mal agüero, que no pretenden otra cosa que atemorizarte para que no avances en tu camino. Su pena: no haber logrado lo que tú amenazas con conseguir. Pero no te enfrasques en guerras cruentas con aquellos que te ladren a cada paso. Es una pérdida de tiempo y energía, dos bienes escasos y preciosos; resérvalos para aquello que merezca la pena. 

No olvides que siempre habrá alguien que se empeñe en decirte cómo tienes que vivir tu vida. Lo harán por envidia, enajenación, despecho o cualquier otra espuria razón que les empuje a interferir en tus intenciones. Eso sí, es prudente escuchar siempre, ya que nadie está en posesión de la verdad y cotejar diferentes visiones sobre cualquier asunto puede hacernos avanzar hacia el conocimiento y la plenitud.

Respira profundamente varias veces antes de escribir o decir algo de lo que te puedas arrepentir en el futuro. No sabes cuántas vueltas da la vida y lo enrevesadas que son las relaciones humanas. Piensa siempre dónde pueden terminar tus actos, aunque en el corto recorrido parezca que lo tienes todo controlado. 

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