04 junio 2015

UNA CUESTIÓN CANDENTE



Sin pensárselo dos veces, arrojó con desprecio el trozo de papel arrugado a la chimenea. Se consumió lentamente, sin prisas. No podía hacer nada más a pesar de que lo había intentado prácticamente todo.  El fuego conocía bien su oficio desde tiempos inmemoriales y, una vez atrapada su presa, sólo era cuestión de tiempo. Si bien dependía de su naturaleza, no había prácticamente material alguno que se pudiese sustraer a su embrujo. Ese mísero y prácticamente irreconocible gurruño carbonizado se llevó a la tumba la última evidencia palpable de que aquella carta, esa prueba irrefutable de su traición, hubiese existido alguna vez.


Sin el menor atisbo de remordimiento, conservó ese pequeño desliz en algún recóndito recoveco del laberinto de su memoria. Ojalá todo fuese tan fácil, higiénico y barato. Anotó mentalmente que en el próximo sermón tendría que alabar las excelencias del fuego purificador. Cualquier otro método, aparte de cruento, siempre podría dejar bocas indiscretas que no supiesen estar a la altura de las circunstancias. 

Acarició mentalmente el recuerdo evanescente e intangible de aquello que pudiendo haber sido, por su cobardía y encanallamiento, ya no lo sería nunca. La institución merecía y exigía a veces ese tipo de sacrificios personales que él, sin dudarlo un segundo, estaba dispuesto a ejecutar. La próxima vez, se dijo, tendría que extremar el celo y cuidado en la elección de los titulares de aquellos cargos tan apetecibles. Nada de jóvenes atractivos que nublasen con la exhibición natural de sus encantos la alta misión que tenía encomendada. Recurriría a los métodos más simples y expeditivos que habían acrisolado durante siglos con su eficiencia y discreción la satisfacción de aquellos impulsos humanos incompatibles con la ocupación de aquella prebenda eclesiástica que ostentaba por méritos propios.

Se dispuso a despachar la siguiente carta mientras daba un sorbo lento a su copa de vino. El suave crepitar del fuego envolvió suavemente el ambiente. 







14 comentarios:

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

La doble moral de los que se dedican a moralizar al pueblo desde sus púlpitos queda de manifiesto en este magnífico relato tuyo, Juantobe, mis felicitaciones. Besos y feliz finde:-))

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

La doble moral de los que se dedican a moralizar al pueblo desde sus púlpitos queda de manifiesto en este magnífico relato tuyo, Juantobe, mis felicitaciones. Besos y feliz finde:-))

JUANTOBE dijo...

Gracias, Mayte. Ciertamente, el relato permite visualizar claroscuros muy interesantes. Me alegra mucho saber que te ha gustado. Buen finde, para ti también. Besos. :-))

Unknown dijo...

Al igual que el primer relato, que por curiosidad leí, y de lo cual no me arrepiento, mas bien me deleito, felicito la forma tan sencilla que tiene usted de atrapar el interés del lector. De nuevo, felicidades por la letra escrita.

JUANTOBE dijo...

Muchas gracias por tus comentarios. Te ruego, si eres tan amable, que me apees el tratamiento. Me alegra saber que te ha gustado el relato. Espero que puedas disfrutar, igualmente, del resto de historias del blog. Saludos cordiales.

Unknown dijo...

Así será Juan, saludos nuevamente.

Amilcar Luis Blanco dijo...

Es un relato muy bien concebido y que cifra el comportamieto siempre impar, siempre hipócrita, de quienes se ensucian a diario moralmente y llevan la doble conducta. En este caso el eclesiástico que quema con el papel la prueba de su culpa, de su infamia y confía en esa infinita regresión a las formas caducas en que lo clerical encierra y nihiliza lo humano.

JUANTOBE dijo...

Muchas gracias. Saludos.

JUANTOBE dijo...

Gracias por tus reflexiones y comentarios, Amílcar. Un placer publicarlas aquí, como complemento del pequeño texto que he compartido con vosotros. Saludos cordiales.

4m0rf0 dijo...

Aquellos que más quieren aparentar inmaculadez, pulcritud, moral y ética...suelen ser los más perversos, desviados y peligrosos en ésta Tierra del Señor... ¡Excelente relato! ¡Saludos Juan!

JUANTOBE dijo...

Hola, Angie. Gracias por tus reflexiones y comentarios, de gran interés. Me alegra mucho que te haya gustado el relato. Saludos, amiga. :-)

Unknown dijo...

Excelente. Sublime. Es sorprendente como en tan pocas líneas, describes lo que supone la institución más poderosa de todos los siglos y como expones sus cuestiones de doble moral al lector. Me ha encantado.
Mis felicitaciones.

Unknown dijo...

Muy bien relatado, lo enfocas de manera que es importante tanto lo que cuentas como lo que dejas a la imaginación del lector, me encanta. Felicidades, Juan

Unknown dijo...

Me gustan estos escritos en los que entrelíneas se dice tanto.

El tigre herido...